Reciban un saludo especial !!!, bueno por fin llegó el día del viaje hummm con muchísimas emociones como podrán imaginar, además empiezo recién a sentir el efecto de los últimos días en España llenos de tensión y pocas horas de sueño….entre el examen final de inglés, los preparativos para el viaje, las despedidas hummm y sobretodo la emoción de viajar hacia casa …. un viaje que a momentos se hizo demasiado largo.
Iré contándoles por partes mi travesía:
Inicialmente el vuelo estaba programado para las 21:00 (hora española) y ufff no dejaba se hacer filas kilométricas para todo, mientras hacía la última antes del embarque algo me llamó la atención y era que habían bastantes mecánicos quitando y llevando cosas hacia al avión, casi faltando 10 minutos para el embarque, fue entonces que comunicaron que habría un retraso en el vuelo hasta las 23:00 (hora española) ….
Por fin llegó la hora de embarcar, uffff al entrar mi primera impresión fue decir: “que avión tan grande” nunca había estado en uno de dos plantas, sí, sí como los trenes dobles de la RENFE, justo en ese momento me enteré que éramos leí 483 pasajeros. Para suerte mía me toco el asiento 51 A ventanilla. Me encanta el lugar de la ventanilla por la posibilidad de vislumbrar ciudades desde lo alto, por la posibilidad de hablar con las nubes o el viento, o por la sensación de sentirme parte del cielo o sentir que estoy más cerquita de lo que representa Dios.
Apenas empezaban nuestras dificultades, después de dos intentos para alcanzar la velocidad adecuada para volar, el piloto comunicó la decisión de suspender el vuelo por fallos en el motor además de alguna filtración y un “sonido extraño” que no de daba seguridad para volar y más en un vuelo tan largo como este (11 horas aproximadamente).
Como el vuelo se canceló, tuvimos que volver a pasar el control de migración para poder pasar la noche en territorio español, ufff nuevamente a hacer filas kilométricas; de repente escucho unas protestas y no entiendo que pasa, hasta que llego a la ventanilla de atención y me entero que estaban separando a los bolivianos que estaban ilegales, claro al salir de España “voluntariamente” no les hicieron problema, pero al tratar de entrar nuevamente por migración la cosa era distinta les retuvieron el pasaporte los separaron a otra sala todo esto en medio de reclamos, llantos de niños, policías gritando porque estaban sobrepasados con tanta gente imprevista. El resto, al tener residencia legal pudimos salir, pero teniendo un nudo en la garganta por lo que había pasado con el resto.
Pasamos la noche cerca del aeropuerto, en el Hotel Auditórium, estuvo genial por las comodidades y el servicio en general … pero debo confesar que lo pase mal porque algunos compatriotas hicieron gala de poca educación, hubieron robos de bolsos de mano, no comprendo si es que al vernos rodeados de nosotros mismos olvidamos normas básicas como esperar el turno, ceder el turno a mujeres con niños, pero fue desastroso para mi, ver a una multitud peleándose a grito “pelao” por comer o subir a un autobús, sabiendo que todos tenían un lugar, en fin.
Para la atención del hotel tanto de entrada como de salida, había que hacer las filas kilométricas, para volver al aeropuerto lo mismo, para el control de migración igual pero todo entre el usual grito: “A la colaaaa no dejen colar a la gente”… en fin, ahora me sonrió pero créanme que fue muy embarazosa la situación.
Bueno, al final el vuelo gracias a Dios se pudo realizar, el avión despego sin problemas acompañada de infaltable aplauso de aprobación de los pasajeros.
Iré contándoles por partes mi travesía:
Inicialmente el vuelo estaba programado para las 21:00 (hora española) y ufff no dejaba se hacer filas kilométricas para todo, mientras hacía la última antes del embarque algo me llamó la atención y era que habían bastantes mecánicos quitando y llevando cosas hacia al avión, casi faltando 10 minutos para el embarque, fue entonces que comunicaron que habría un retraso en el vuelo hasta las 23:00 (hora española) ….
Por fin llegó la hora de embarcar, uffff al entrar mi primera impresión fue decir: “que avión tan grande” nunca había estado en uno de dos plantas, sí, sí como los trenes dobles de la RENFE, justo en ese momento me enteré que éramos leí 483 pasajeros. Para suerte mía me toco el asiento 51 A ventanilla. Me encanta el lugar de la ventanilla por la posibilidad de vislumbrar ciudades desde lo alto, por la posibilidad de hablar con las nubes o el viento, o por la sensación de sentirme parte del cielo o sentir que estoy más cerquita de lo que representa Dios.
Apenas empezaban nuestras dificultades, después de dos intentos para alcanzar la velocidad adecuada para volar, el piloto comunicó la decisión de suspender el vuelo por fallos en el motor además de alguna filtración y un “sonido extraño” que no de daba seguridad para volar y más en un vuelo tan largo como este (11 horas aproximadamente).
Como el vuelo se canceló, tuvimos que volver a pasar el control de migración para poder pasar la noche en territorio español, ufff nuevamente a hacer filas kilométricas; de repente escucho unas protestas y no entiendo que pasa, hasta que llego a la ventanilla de atención y me entero que estaban separando a los bolivianos que estaban ilegales, claro al salir de España “voluntariamente” no les hicieron problema, pero al tratar de entrar nuevamente por migración la cosa era distinta les retuvieron el pasaporte los separaron a otra sala todo esto en medio de reclamos, llantos de niños, policías gritando porque estaban sobrepasados con tanta gente imprevista. El resto, al tener residencia legal pudimos salir, pero teniendo un nudo en la garganta por lo que había pasado con el resto.
Pasamos la noche cerca del aeropuerto, en el Hotel Auditórium, estuvo genial por las comodidades y el servicio en general … pero debo confesar que lo pase mal porque algunos compatriotas hicieron gala de poca educación, hubieron robos de bolsos de mano, no comprendo si es que al vernos rodeados de nosotros mismos olvidamos normas básicas como esperar el turno, ceder el turno a mujeres con niños, pero fue desastroso para mi, ver a una multitud peleándose a grito “pelao” por comer o subir a un autobús, sabiendo que todos tenían un lugar, en fin.
Para la atención del hotel tanto de entrada como de salida, había que hacer las filas kilométricas, para volver al aeropuerto lo mismo, para el control de migración igual pero todo entre el usual grito: “A la colaaaa no dejen colar a la gente”… en fin, ahora me sonrió pero créanme que fue muy embarazosa la situación.
Bueno, al final el vuelo gracias a Dios se pudo realizar, el avión despego sin problemas acompañada de infaltable aplauso de aprobación de los pasajeros.